EL DESEO DE CREAR

Una cosa lleva a la otra. 

Hablaba en mi anterior post que las cosas no ocurren por casualidad, bueno, algunas si.

Pero en mi caso quiero volver a hablar de los deseos, de lo que todos y todas llevamos dentro.

Mi amor por los colores y las texturas no es casual, nace en mi familia, en una tienda de cuadros y pinturas.

Subida en un mostrador por mi madre, viendo casi a diario láminas y reproducciones de obras de arte que llegaban para ser enmarcadas: óleos, bromóleos, puntos de cruz, dibujos a pastel,  carboncillo...Composiciones únicas e irrepetibles.

Desde temprana edad, y alentada por mi abuelo o mis tías, retiraba los plastiquillos del marco, plastiquillos que protegían el aluminio de los listones de madera que formaban el cuadro.

Olor a cola, diferentes formas y texturas, paspartús o marialuisa, cristal mate o brillo, pan de oro, oro al agua, carta de colores...me vi envuelta de arte y creatividad desde que nací.

Conforme fui cumpliendo años se mezcla en mi un deseo de enseñar, pero de otra forma, y es la creatividad el vehículo o la forma que me parece más acertada.

Veo niños y niñas abatidos, sin curiosidad, lleno de obligaciones y faltos de tiempo libre, familias preocupadas, la palabra aburrimiento no tiene cabida. Precisamente del aburrimiento nacen las ganas de hacer algo.

Decía un artículo que leí sobre creatividad titulado Elogio al aburrimiento infantil, que estamos en la era del estímulo, todo tiene que ser estimulado. En ciertos casos estará bien estimular, pero también es muy interesante que nuestra mente vuele libre sin guía, sin saber que viene a continuación y que nos sorprendamos.

Ayer acudí a un taller impartido por Hanoch Piven, sobre creatividad. 

Un regalazo tener la oportunidad de experimentar y jugar.

 SER CREATIVO ES:

Cuestionar lo asumido.

Aprovechar nuestros recursos.

Equivocarse mientras jugamos.

Aprender por ensayo/error.

Aprovechar las coincidencias del azar. ¡EUREKA!

Ser flexible.

Ser libre.